Para Breivik hay algo peor que la cárcel
Un tratamiento obligatorio en un hospital psiquiátrico puede resultar para el 'tirador noruego' Anders Behring Breivik un castigo más severo que cumplir una condena en prisión, dice el abogado del terrorista, Geir Lippestad.
El 22 de julio se convirtió para Noruega en un día de verdadero terror. Primero, se produjo una explosión potente en el centro de la capital del país y, al poco tiempo, Breivik vestido de uniforme de policía ejecutó a balazos a decenas de personas en un campamento juvenil en la isla de Utoya, lo que dejó un balance de 77 muertos en total.
Despúes de eso el mismo Breivik, de 32 años, telefoneó a la Policía para comunicar su disposición a entregarse, según informó el diario local VG. "Breivik. Comandante. Integrado en el movimiento de resistencia anticomunista contra la islamización. La operación ha sido completada, quiero entregarme a Delta", dijo Breivik en una llamada a la comisaría del distrito de Buskerud Sur.
Breivik se presenta como un "caballero templario" y se declara en guerra contra el islam y contra el multiculturalismo en Europa. "Ahora Breivik se cree un caballero que lucha contra el mundo y la sociedad democrática. Si lo encarcelamos, pensará que ha caído preso. Sin embargo, un psiquiátrico dista mucho de ser el modelo del mundo que se ha imaginado", declaró Geir Lippestad al periódico ruso Izvestia.
Mientras tanto, el presunto autor del doble atentado permanece completamente aislado, vigilado 24 horas al día para evitar que se suicide, y entre fuertes medidas de seguridad para que no sea atacado por otros reclusos.