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El enigma

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El enigma

Hace pocos días me puse a revisar la prensa chilena por Internet. Es una de las malas costumbres que conservo de mi “vida anterior” como ex residente de Latinoamérica por 33 años.

Tal vez sea deformación profesional. O incluso melancolía, nostalgia. Sea lo que fuese, ahí estaba, echándole una mirada a los catastróficos titulares de siempre. El tiempo pasa, la desgracia queda. No importaba que estuvieras a 1, 100 ó 10.000  kilómetros de tu país: había algo imperecedero en la manera en que funcionaban las cosas, un “estilo” independiente del gobierno de turno o los representantes del “mundo social”. Siempre todo acaba recubierto por la misma fachada, idéntica palabrería y, finalmente, el arreglo encubierto....

Que el mundo es y será una porquería ya lo sabía; en el quinientos seis, en el dos mil y en el dos mil once también; que siempre ha habido -y habrán- chorros, maquiavelos y estafaos tampoco lo ignoraba, pero verlo en la prensa electrónica de mi país me dejaba al límite del colapso nervioso y la desesperanza total.

1.- “¿Qué se fumó, señor?”.-

Estaba a punto de dar por perdida la batalla. ¿Encontraría algo estimulante, siquiera una nota enaltecedora del espíritu? Mis ojos divagaban casi moribundos cuando imprevistamente algo surge, algo… ¡Por poco quedo apopléjico!

Me acerqué a la pantalla. Enfoqué bien. Primero con el ojo derecho, luego con el izquierdo. Era eso: efectivamente, lo que mi cerebro intuía. ¡Qué estaba haciendo una imagen con letras en cirílico en un diario electrónico de Chile!

La noticia se refería al estreno en cine del primer documental sobre un grupo de rock experimental chileno de los años 80: Electrodomésticos. Se trataba de una de las pocas verdaderas bandas “de culto” surgidas en la historia del género en el país.

El estreno del filme significaba algo bastante interesante y llamativo en la escena local. Ello, pues no sólo develaba aspectos inéditos de este innovador y mítico colectivo que grabó sólo dos discos antes de disolverse a comienzos de los 90. Además, presentaba una radiografía contextual de la batalla cultural emprendida contra la censura y la represión de parte del gobierno de la época, encabezado por -¿es necesario poner adjetivos aquí?- Augusto Pinochet.

Lo que no alcanzaba a entender era el porqué del nombre del grupo escrito en letras cirílicas. Un hecho hacía esto aún más extraño: probablemente el 99,9% de la población chilena desconoce el alfabeto cirílico.Esto no se debe a “mala voluntad”. La respuesta es más pedestre: no lo han usado nunca jamás en su vida diaria. Y no lo harán, probablemente.

Entonces ¿a qué se debía aquella insólita estrategia publicitaria de promoción del nuevo documental? ¿O es que esta extraña “traducción” entre alfabetos obedecía a un curioso concepto artístico?

Aún más insólito: al momento de escribirse estas líneas –fines de septiembre de 2011- no es posible encontrar ni una sola alusión explicativa a este hecho en Internet. Vale decir, a la gente le ponen en sus calles palabras que ni siquiera puede interpretar y se lo toma como si nada… Llevando las cosas al extremo, no sería de extrañar que este lunes la gente fuera saludada por seres alienígenas verdes que caminan por las calles y todo siguiera tan “normal” como siempre. La profecía es cierta: las tecnologías de la información están acabando con nuestra capacidad de asombro. Los pronósticos de la ciencia ficción más catastrófica del siglo pasado se hacen realidad: hasta el autómata más “poco humano” reacciona mejor ante los estímulos externos que nosotros, representantes de la Civilización.

Que eso sea “bueno” o “malo” para la Humanidad lo dejo a juicio del(a) simpático(a) y juicioso(a) lector(a).

2.- Confesión de ignorancia.-

En aquel momento, atribuía todo a una mera chorada publicitaria del autor del documental, Sergio Castro. Claro, escribir Electrodomésticos “en ruso” llamaría la atención de cualquiera en Chile… o en cualquier otro país de la extensa y ancha Latinoamérica.

Estaba –no sería ni la primera ni la última vez- profundamente equivocado. Mi delito era uno y muy evidente:

“SEÑOR JUEZ: Aquí mismo y ante todo el Ilustre Jurado me declaro culpable de la gravísima falta de que se me acusa… Parafraseando al Célebre Filósofo, digo únicamente: “Su Señoría, sólo sé que nada sé”. Ofrezco, ahora, mi pecho pecador para sufrir el castigo dictado en mi contra y el que aceptaré con toda humildad y suma contrición…”.

La historia se remontaba a muchos años atrás. Y era mi ignorancia bovina la que me impulsaba a elucubrar una serie de teorías casi metafísicas en torno a un hecho conocido meridianamente por todos los amantes –me cuento entre ellos- del rock chileno de los 80. ¡Sólo había que buscar un poquito en Internet! ¡El octavo pecado capital de la Vagancia Intelectual me habría de llevar a los infiernos! ¡Belfegor 2.0: deja de tentarme con tus cibernéticos encantos! ¿No ves que soy sólo humano y no humanoide…? 

3.- ¿Dónde estás, “Garganta Profunda”?

Fuentes, fuentes, fuentes.

Debía recurrir a mis fuentes. ¿Qué es un periodista sin sus fuentes? Es decir, puede que no tenga celular de lujo, reloj rolex, tarjeta Vip para los mejores espectáculos de su ciudad, auto, casa propia o incluso novia –“el Periodismo no es un campo de rosas, queridos alumnos”, era la máxima de un respetable profesor universitario que conocí- pero lo que no puede es no tener FUENTES. Sin fuentes, un periodista se muere de sequía informativa.

Recurrí a mis fuentes en Chile. Facebook:

“Chicos y chicas: ¿alguien sabe porque en el nuevo documental de Electrodomésticos el nombre del grupo viene escrito en letras cirílicas; es decir, en ruso? Por favor, a quien tenga información le ruego me la haga saber. Lo vi el otro día en un diario y el asunto me obsesiona. ¡La verdad es que ya ni siquiera tengo ánimo de afeitarme por las mañanas ni de tomar Coca Cola de lo angustiado que estoy! Necesito saberlo. ¡Ne-se-ci-to sa-ber-lo! Si no, no voy a dormir nunca más y, al cabo de unos días, moriré de insomnio… Y ustedes no quieren eso ¿verdad, queridos amigos y amigas? Mucha suerte en todos sus proyectos y que estén muy bien con sus familias. Un abrazo fraternal desde Moscú, su amigo de siempre, Frank”.

Nadie contestó.

4.- Mensaje de “el perla”.-

La vida siguió su curso lineal.

Mientras, seguí indagando –la ociosidad no tiene límites- en torno a este enigma. Nada. No encontraba nada. 

Unos dos o tres días después volví a Facebook. Entre las usuales “Noticias” de mis contactos, todas muy trascendentes y del tipo “voy a hacerme unos huevos fritos de desayuno” o “Por Dios que hace frío”, divisé un fuego de luces. Mi compañera de colegio A. B. había puesto un video con la entrada “¡Qué bueno estuvo el concierto de Electrodomésticos!”. El dato era importante, pues la banda no tocaba hace años y ahora lo hacía con motivo de la presentación del documental en su honor.

No dudé. Le escribí.

“Hola, Francisco. ¡Tanto tiempo! ¿Cómo has estado? Mira no sé por qué se usa ese nombre para el documental, pero lo que sí puedo decirte es que buscando en la historia del grupo encontré esa misma palabra; es decir, el nombre en ruso viene en la carátula del segundo disco “Carreras de éxitos”. Creo que es del 86 u 87. Te envío una foto del documental y una biografía del grupo. ¿Así que en Moscú el perla…? ¡Cómo lo pasan bien algunos! Ya, cuídate. Y no te pierdas”, fue su respuesta.

5.- La respuesta.-

Esa era la respuesta. ¡Ahí estaba la solución del enigma! Pero ¿ahí estaba la solución del enigma? En parte, pues surgía otra pregunta. ¿Por qué el grupo había usado el idioma ruso como medio expresivo en un país en donde la lengua extranjera predominante era la inglesa por avasalladora influencia estadounidense? Y aún más: ¿qué tipo de difusión mediática podía esperar el grupo en consideración a que el gobierno de turno –que controlaba hegemónicamente la prensa- era “anti ruso” por antonomasia? La hipótesis surge de manera sencilla: justamente a modo de protesta contracultural contra el ideario establecido por la dictadura. Por cierto y como dato anecdótico: es probable que los censores comunicacionales de esa época ni siquiera se hubiesen percatado de la ironía. Es que, ciertamente, no eran muy “brillantes”…

Un abrazo fraternal desde Moscú,

Frank.

PD. 1: ¿Sabe usted como se escribe “Electrodoméstico” en ruso? Бытовая техника. Por lo tanto, la palabra “Eлектродоместнкос” no existe… Muy buen nombre para una banda experimental y poco dada a aceptar el canon establecido: el de una palabra que no existe en ninguna lengua. ¿Cómo se “leería” eso en ruso? Aproximadamente así: “Yelectrodomestnkos”.

PD2.- El recientemente estrenado documental de Electrodomésticos se llama “El frío misterio”, al igual que una canción de la banda. ¿No le suena eso muy “típico ruso”? A mí me lo parece así. Al menos, en invierno

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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