Protestas en apoyo a los indígenas amazónicos en Bolivia
La jornada de protestas liderada por la Central Obrera Boliviana (COB) comenzó con movilizaciones, bloqueos callejeros y una huelga parcial como respaldo a los indígenas de la Amazonía que sufrieron el domingo una violenta represión policial durante una marcha que se dirigía hacia La Paz. Miles de manifestantes bajaron de la ciudad de El Alto a La Paz y bordearon la plaza Murillo, donde están la Presidencia y el Parlamento.
Las movilizaciones en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, las principales ciudades de Bolivia, paralizaron durante varias horas los distintos centros urbanos. Hubo algunas escaramuzas entre marchistas y partidarios del Gobierno, pero no pasaron de un intercambio de insultos.
La COB convocó a esta huelga de protesta para exigir una "solución estructural" al conflicto de los indígenas amazónicos que se oponen a la construcción de una carretera que divide un parque natural en el centro del país. "El paro va para adelante porque la represión no tiene perdón", dijo a medios locales Pedro Montes, directivo de la COB.
Las autoridades bolivianas han señalado que la medida de protesta de la COB es injustificada, tras el anuncio el lunes pasado del presidente del país, Evo Morales, de suspender el proyecto de la ruta en la Amazonía. Pero los manifestantes exigen a Morales la suspensión definitiva, y no solo temporal, del proyecto de construcción de la carretera.
Mientras tanto, el mandatario boliviano ha formado una comisión de cuatro fiscales forenses para investigar los casos de represalias por parte de policías durante la marcha y nombró como nuevo ministro de Gobierno de Interior a Wilfredo Chávez y de Defensa a Rubén Saavedra, para reemplazar a Sacha Llorenti y Cecilia Chacón, respectivamente, que dimitieron debido a la represión y que fueron sustituidos el martes.
Desde agosto se mantienen las protestas de los indígenas contra la ruta de 300 kilómetros que atraviesa el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), reserva natural de 1,2 millones de hectáreas, que es construida desde junio por la empresa brasileña OAS con un coste total de 415 millones de dólares.