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Finlandia acusa de 'secuestro' a una abuela que llevó a su nieto ruso a San Petersburgo

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Klara Sítnova–Toivonen, ciudadana finlandesa de origen ruso, ha sido sentenciada a dos meses de prisión condicional y apagar 3.000 euros de multa por haber llevado a su nieto a Rusia. Las autoridades de Finlandia consideran lo sucedido como un secuestro, pero suavizaron la condena tras comprobar

Klara Sítnova–Toivonen, ciudadana finlandesa de origen ruso, ha sido sentenciada a dos meses de prisión condicional y apagar  3.000 euros de multa por haber llevado a su nieto a Rusia. Las autoridades de Finlandia consideran lo sucedido como un secuestro, pero suavizaron la condena tras comprobar que el niño reside en Rusia en buenas condiciones. La mujer tendrá que pagar una multa al mismo 'secuestrado' para compensar el supuesto daño moral sufrido por el pequeño.

La peculiaridad de la situación reside en el hecho de que el adolescente, que actualmente tiene 13 años de edad, no es de origen finlandés. Nació en Rusia y tiene ciudadanía rusa. Sus padres también son rusos: llegó a Finlandia hace cinco años, en 2006, y se quedó a vivir con su abuela, que estaba casada con un finlandés y residía en Tampere. Klara fue oficialmente designada su curadora.

Cuando en el verano de 2007 falleció el padre del niño en Rusia, el chico empezó a sufrir problemas psicológicos. Se negó a socializar, empezó a faltar a la escuela y en varias ocasiones intentó huir de casa. Su abuela se dirigió a los servicios sociales locales para que le prestaran asistencia psicológica. Sin embargo, la salida que le ofrecieron fue entregar al adolescente a una familia adoptiva.

Las 'negociaciones' con los servicios sociales duraron casi un año, pero las partes no pudieron llegar a un acuerdo. Finalmente, la abuela decidió llevarlo a vivir a Rusia para que el niño no tuviera que quedarse con la gente completamente ajena. En 2009 lo acompañó a San Petersburgo y desde entonces el chico vive allí, en la familia de su tía. 

Al volver a Finlandia, Klara, de 60 años, tuvo que afrontar acusaciones de secuestro. Los servicios sociales finlandeses argumentaron que el pequeño no quería mudarse a Rusia y que sufría por ello. Sin embargo, la mujer consiguió presentar en el juicio los documentos de la escuela rusa donde estudia ahora el niño y que prueban que el adolescente se encuentra bien. Gracias a ello, la condena ha sido mucho más suave frente a lo que demandaba la fiscalía. La defensa comunica que apelará la sentencia.

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