La pesada 'carga' del matrimonio... y del divorcio
Un estudio estadounidense demuestra que tanto el divorcio como el matrimonio influyen en el peso de los hombres y de las mujeres, pero de manera opuesta.
Médicos de la Universidad de Ohio descubrieron que las mujeres tienen más posibilidades de engordar tras el matrimonio, mientras que los hombres tienden a aumentar de peso tras un proceso de divorcio. "Claramente, el efecto de las transiciones civiles en los cambios de peso varía según el sexo", asegura el informe médico.
Los especialistas indican que estas variaciones de peso no son muy significativas entre veinteañeros, pero que al alcanzar los 30, la diferencia se nota mucho más.
Un muestreo de diez mil peronas
Para realizar este curioso estudio, los investigadores se basaron en datos de la Encuesta Nacional Longitudinal de la Juventud de 1979, una muestra representativa a escala nacional de hombres y mujeres de entre 14 y 22 años de aquel año. Desde entonces las mismas personas fueron encuestadas anualmente hasta 1994 y luego cada dos años.
Los datos sobre 10.071 personas encuestadas entre los años 1986 y 2008, sirvieron de base para determinar el aumento de peso en los dos años siguientes al matrimonio o al divorcio. Para que el cálculo fuera más preciso los científicos tuvieron en cuenta un amplio abanico de factores que pueden influir en el aumento o pérdida de peso, tales como el embarazo para las mujeres, la educación, el estatus socioeconómico o la pobreza.
¿A qué se deben estos resultados?
"Las mujeres casadas suelen tener un papel mucho más importante en la casa que los hombres, y habitualmente disponen de menos tiempo para mantenerse en forma que las mujeres solteras", explica Qian, uno de los investigadores. En lo que se refiere a los varones, el experto subraya que "los hombres casados obtienen un beneficio para la salud cuando se casan pero lo pierden cuando se divorcian, lo que le puede conducir a un aumento de peso".
Los científicos hacen hincapié en que dicho estudio se basa en la observación de las personas durante los dos años siguientes a una transición civil, por lo que los resultados no deberían abarcar un mayor periodo de tiempo.