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Los visitantes de las cárceles de Arizona deberán pagar entrada

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La Legislatura de Arizona adoptó una norma, según la cual los visitantes de las cárceles estatales deberán pagar la entrada, por lo que ir a ver a alguien al presidio costará 25 dólares. La ley excluye a los menores de edad que quieran visitar a sus familiares.
Los visitantes de las cárceles de Arizona deberán pagar entrada

La Legislatura de Arizona adoptó una norma, según la cual los visitantes de las cárceles estatales deberán pagar la entrada, por lo que ir a ver a alguien al presidio costará 25 dólares. La ley excluye a los menores de edad que quieran visitar a sus familiares.

Acorde al nuevo reglamento, quienes deseen visitar a un preso deberán enviar al centro penitenciario una solicitud, rellenar un formulario con los datos personales y manifestar que están de acuerdo con el pago. Los que prefieran hablar con los reos por teléfono, también cumplirán los primeros dos requerimientos, pero no deberán realizar pago alguno.

El periódico 'The New York Times', que fue el primero en abordar el tema a nivel federal, informa que la medida “enfureció a los grupos de defensa de los prisioneros y a los familiares, quienes en muchos casos ya sufrían los costes de los largos viajes hacia las zonas remotas donde muchas cárceles están ubicadas”.

Según indicó el jefe de gabinete del Senado de Arizona, Wendy Baldo, citado por el rotativo neoyorquino, estos pagos pretendían contribuir a la recaudación de una parte de los 1.600 millones de dólares que constituían el déficit presupuestario del estado a comienzos de este año. Las autoridades evalúan en 160 millones las necesidades del Departamento Correccional que administra los centros penitenciarios estatales.

El director del proyecto nacional penitenciario de la Unión Americana para las Libertades Civiles, David Fathi, calificó el pago de "alucinante" y supuso que su introducción podría afectar a la seguridad pública. Agregó, haciendo uso del refranero popular inglés, que "así se gana un penique y se pierde una libra". Con eso sugirió que en vez de cobrar ese dinero, el Estado debería favorecer los contactos de los reos con sus familias, para que se reinserten mejor a la sociedad y obedezcan las leyes en el futuro.

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