Cumbre del G-20, un debate entre dos fuegos
El referéndum en Grecia no es la única contrariedad que enfrenta la cumbre del G-20. Los anticapitalistas y antiglobalistas se reúnen en Cannes con un ímpetu común para expresar abiertamente su indignación por la lamentable situación en la economía mundial.
Protestas en auge
Los participantes de las protestas bajo el lema 'Primero la gente, no las finanzas' acuden al unísono con las exigencias de miles de personas en todo el mundo. Los manifestantes de diferentes estados europeos y hasta algunos latinoamericanos, llegaron a la Riviera francesa para decir “no” a las medidas económicas de los actuales gobiernos, en vísperas de la cumbre del G-20.
Los objetivos de la cumbre del G-20
La cumbre del G-20 se celebrará en la ciudad francesa de Cannes, la meca de los cineastas de todo el mundo. Durante los dos días del foro, los líderes de los países con las mayores economías tendrán que escribir un guión conjunto para poder enfrentar a los nuevos retos globales. Entre ellos, la crisis en la eurozona, que podría ser contagiosa para el resto de los estados integrantes del bloque. Para el asesor del presidente ruso, Arkadi Dvorkóvich, "Grecia va a centrar el debate durante la cumbre del G-20". El funcionario anticipa que "se espera una discusión acalorada".
Sin embargo, algunos expertos aseguran que la cumbre tiene objetivos distintos.
“Creo que las principales potencias del G-20 (EE. UU., Alemania, Reino Unido, Francia), que dominan con su poder económico y militar, quieren mostrar a todo el mundo que su sistema estatal está estabilizado. Pero eso no es así. La gente ha salido a las calles empezando por Atenas y así a través toda Europa, también en medio oriente y ahora en EE. UU. (contra el régimen económico-social polarizado entre ricos y pobres y en el que cientos de miles de personas están sin empleo). Esta cumbre es un intento de esconder a un sistema fallido bajo una máscara brillante”, dijo Brian Becker, director de la organización Coalición Answer.
La unión hace la fuerza
Hoy en día los líderes políticos están bajo la lupa quizá más que nunca. Los 'indignados', el movimiento 'Ocupa Wall Street' y grupos que aparecen cada día formados por gente que se siente unida por sus problemas y que se reúne para lograr sus objetivos.
Los analistas subrayan que el creciente número de manifestantes poco a poco empieza a condicionar las acciones que toman los que tienen las riendas del poder.
“Especialmente respecto a la situación económica mundial, creo que es muy importante para los ciudadanos de todo el mundo llegar a entenderla y a construir una propia conciencia de ella a través de la educación, a través de los mensajes que se difunden, entender qué están exactamente haciendo los gobiernos y sus sistemas financieros. Aquí en EE. UU. tenemos uno en el que las corporaciones e instituciones financieras pueden crearse para ellos mismos una legislación favorable, es decir un quid pro quo a través de los profesionales del lobby corporativo. Es algo de lo que el ciudadano medio no es consciente o a lo que no le hace demasiado caso. Entonces, cuanta más gente de todo el mundo se pueda involucrar, mejor”, indicó Edward Murray, un escritor oriundo de Seattle.
Los manifestantes de la Costa Azul parecen tener no sólo una firme intención, sino que también un buen sentido del humor. Sus pancartas dicen “G-20, esto no es una película”. Y aunque no se trate del cine, a todos los une la esperanza de ver un final feliz.