Putin 'rompe el hielo' de la carrera presidencial

A seis semanas de las elecciones presidenciales, la vida política en Rusia ya calienta motores, y el primer ministro de Rusia y candidato a la presidencia, Vladímir Putin, no se queda atrás.

Pese a ser conocido como un gran orador, esta vez Putin decidió dirigirse a la nación por escrito. Para ello publicó un amplio artículo donde enumera los riesgos y retos que afronta el país y ofrece soluciones para fortalecerlo. También explica las razones que le animaron a optar a un tercer mandato [ya fue presidente entre 2000-2004 y entre 2004-2008].

“En 1999, cuando me convertí en primer ministro y luego en presidente, nuestro país sufría una profunda crisis sistémica. Y es precisamente ese grupo de personas de ideas afines (que debía de estar formado y encabezado por el autor de estas líneas) el que, respaldado por la mayoría absoluta de los ciudadanos y la unidad nacional en torno a unos objetivos comunes, llevó a Rusia fuera del callejón sin salida de la guerra civil, rompió la espina dorsal al terrorismo, recompuso la integridad territorial del país y el origen constitucional, restableció la economía y garantizó durante diez años uno de los índices más altos del mundo de crecimiento económico y de aumento de ingresos reales de nuestra población”, reza una parte el artículo.

El primer ministro expresó su confianza en la sociedad civil, y señaló que ésta debe asumir su parte de responsabilidad en la lucha contra las injusticias sociales. Putin también aseguró estar dispuesto a dialogar con la oposición e incluso con los sectores que no tienen representación en el Parlamento.

"Hace poco los invitamos a dialogar, pero no vinieron”, se quejó. “Ellos dicen que quieren debatir, que el Gobierno no los escucha, pero los invitamos y no vinieron ¿Qué es lo que quieren?”.

Sin embargo, dos escritores, Grigori Chjartishvili [que publica con el seudónimo Boris Akunin] y Dmitri Býkov, a quienes el primer ministro también se dirigió con esta misma invitación, respondieron inmediatamente, anunciando que las invitaciones a eventos públicos [como premios o certámenes] no tienen que ver con el diálogo político, pero que en caso de ser invitados a participar en éste, responderán sin lugar a duda.

Los especialistas subrayan que el diálogo es un paso positivo que significa la democratización tanto de la sociedad como de la política rusa.

El catedrático emérito, politólogo y sociólogo Juan Díez Nicolás cree que “Putin se ha dado cuenta de que la gente va aprendiendo los modales de la democracia y quiere hablar con la oposición, lo que es normal, porque la oposición no es el enemigo, sino parte del sistema". Y concluye: "el diálogo no sólo es bueno sino que hay que promoverlo". 

Probablemente no haya mejor manera para empezar a escuchar al pueblo que hacerlo a través de una reunión con directores de los medios de comunicación. Y eso fue lo que hizo  Putin. En la reunión el primer ministro criticó a una de las emisoras de radio más populares de Rusia, Eco de Moscú, por no cubrir objetivamente noticias sobre el escudo antimisiles. El redactor jefe de la emisora, Alexei Venediktov, se ofendió por las palabras del primer ministro. “Yo no me enfado cuando ustedes manchan mi imagen de la noche a la mañana”, objetó Putin.

Mientras tanto, algunos de los activistas de las protestas contra los resultados de las elecciones parlamentarias del pasado mes de diciembre formaron la llamada 'Liga de los Electores'.

“Está madurando una nueva conciencia social, un deseo de la gente de votar conscientemente y saber qué pasa con sus votos. Esta gente entiende que se necesita competencia política en el país”, dice el conocido presentador de televisión Leonid Parfionov.

Esta organización quiere defender el sufragio limpio y justo. Y cree que éste es un buen momento para hacerlo.

Las fiestas navideñas acaban de terminar y ahora el pueblo, el partido oficialista y la oposición entienden que queda poco tiempo para dejar claras sus propuestas. Ahora que las elecciones están a la vuelta de la esquina se despiertan los instintos políticos que durante unas semanas permanecieron en estado de hibernación.

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