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Cinco tanques que pudieron cambiar la historia

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Lejos de poder cambiar el rumbo de la historia, hay carros de combate que entraron en la historia no por su alto rendimiento, sino por el papel o el simbolismo que tienen. La revista 'The National Interest' habla de cinco de ellos.
Solo los mayores entusiastas técnicos argumentan que un carro de combate es capaz de cambiar el curso de la historia. Hay muchos otros factores: militares, políticos, económicos, sociales… que explican las causas de victorias o derrotas mejor que el grosor de la coraza o el calibre de los cañones.

La imagen de ciertos tanques está arraigada en la memoria humana por los conflictos con los que se asocian, independientemente de si eran o no los mejores -medido con factores subjetivos para definir ese 'mejor'-, sugiere la revista estadounidense 'The National Interest'.

El tanque británico Mark IV, carro de combate que cambió la Primera Guerra Mundial


Los aficionados a los tanques se reirían de su divertido diseño romboidal -parece que la fábrica de tanques se olvidó de montarle la torreta-. A juzgar por los estándares actuales, la coraza de tan solo media pulgada de espesor no sirve de mucho, pero durante la Primera Guerra Mundial este 'cacharro' podía cruzar la zona neutral y sobrevivir, cosa que no podía la infantería.



La mayor parte de la Primera Guerra Mundial, los ejércitos aliados sufrieron un baño de sangre incapaces de romper las líneas de las trincheras alemanas. Cañones, ametralladoras y alambres de púas requerían una nueva tecnología para salir de ese punto muerto, para poder avanzar y cambiar el curso de la guerra.

El Mark IV simbolizó un gran avance técnico que permitió salir de ese callejón sin salida, pudiendo abrir brechas en las defensas enemigas y acercando el fin de la guerra. Por supuesto, hubo razones mucho más importantes que hicieron que la Alemania imperial buscara la paz en 1918. Sin embargo, Mark IV mostró que si la técnica plantea problemas, la misma técnica puede resolverlos.

Tanque alemán Mark II- símbolo de victorias de Alemania nazi


Es un mito que en pleno auge de sus victorias, en 1940, la Alemania nazi tuviera más tanques y que estos fueran mejores que los de los ejércitos británico y francés. El tanque pesado francés Char B1 o el de peso medio S35 eran mucho más potentes que los carros de combate alemanes, y el británico Matilda llevaba una coraza aún más gruesa.



Es irónico, pero al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en la vanguardia de las tropas acorazadas alemanas iba un tanque tan endeble como este Mark II (es decir, el tanque Pz.Kpfw II, RT). Con un peso de solo 10 toneladas y un cañón de 20 milímetros de calibre, Mark II era quizá el tanque más débil de todos los tanques de esa guerra, pero tenía una ventaja importante: estación de radio, cosa que no tenían los carros de combate franceses y soviéticos. Debido a esto, los alemanes fueron capaces de coordinar sus acciones, pese al humo y la confusión en el campo de batalla.

Lógicamente esta ventaja no puede explicar sorprendentes victorias de las tropas acorazadas alemanas al inicio de la guerra. Las razones son la mejor táctica, y la mejor preparación y gestión, así como la superioridad en el aire. Y el Mark II fue lo suficientemente bueno para que generales hábiles como Heinz Guderian y Erwin Rommel obtuvieran una serie de impresionantes victorias.

El tanque soviético T-34, el símbolo de la victoria soviética


Este fenómeno ocupa el primer puesto en el ranking de diez mejores tanques del siglo XX, elaborado por el canal de televisión Military Channel en 2007 a partir de encuestas de tanquistas y expertos británicos y estadounidenses. Este carro de combate combinaba altísimas características de potencia de fuego, seguridad y maniobrabilidad, así como facilidad de producción.



Los soldados alemanes experimentaron un verdadero 'shock' y horror cuando vieron que los proyectiles 'perforantes' de sus cañones antitanque de 37 y 50 mm de calibre rebotaban en la gruesa armadura del tanque medio soviético T-34 y el pesado KV.

Con su blindaje de 45-60 mm de espesor, el T-34 de 28 toneladas de peso y potente cañón de 76,2 mm, anchas orugas y motor diésel, era capaz de alcanzar una velocidad de 50 k/hora maniobrando en el barro sin atascarse.

Sin embargo, todas las ventajas de este carro de combate no impidieron a la Wehrmacht en verano y otoño de 1941 ocupar gran parte europea de la URSS.

Sin embargo, el hecho de que los eslavos "inferiores" fueran capaces de hacer tanques que superaban en casi todas las características a los carros de combate alemanes asestó un enorme golpe moral a los germanos durante una de las campañas militares más importantes de su historia.

El tanque estadounidense M4 Sherman


La palabra "mediocridad" es un débil elogio. Pero aunque el Sherman no era un tanque excepcional, demostró que lo "bueno" es un gran enemigo de lo "mejor", afirma 'The National Interest'.


Sus armas y blindaje eran buenos en 1942 cuando el tanque fue lanzado a las llamas de la contienda mundial, pero al final de la guerra, pese a varias mejoras (al igual que el T-34), era más 'flojo' que los poderosos (y carísimos) tanques alemanes.

Sin embargo, este carro de combate fue muy fiable y al final de la guerra Estados Unidos logró organizar su producción en masa, a diferencia de las empresas alemanas. Además, su potencia de fuego y blindaje eran bastante buenos.

Durante los años de la Segunda Guerra Mundial se fabricaron 49.000 tanques Sherman, que constituyeron la espina dorsal de las tropas acorazadas de Estados Unidos y Gran Bretaña. Incluso la URSS recibió 4.000 carros de combate de este tipo y muchas tripulaciones de tanques soviéticas prefirieron su querido 'emcha' (como lo apodaban) porque eran más cómodos por dentro y más fiables que los T-34.

Sherman se convirtió en un símbolo de la guerra de tanques industrial, un 'alimento' para el Moloch de la contienda mundial que devoraba tanques como si fueran caramelos, y para el que los tanques eran el mismo material desechable que las balas.


El tanque chino 'tipo 59'


En realidad no es nada más que una mala copia del T-54 soviético, fue la primera versión del conocido y usado ampliamente T-55.



Pero también puede pretender la fama mundial. Bastaría con recordar que el tanque de la plaza Tiananmen, e monumento de acero de un estado que se opone al deseo humano de libertad. Es este tanque el que se ha convertido en un icono visible en las fotografías de 1989, es decir, de la columna de tanques T-59 a la cual bloqueó el camino un ciudadano chino en solitario para despertar la conciencia de su pueblo y del mundo.
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