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Y al tercer día salió del jeep: un hombre aislado en la nieve sobrevive con fe y un móvil

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Un ciudadano de Estados Unidos sobrevivió tras permanecer tres días aislado en su todoterreno en la montañas nevadas con ayuda de música cristiana, el juego electrónico 'Angry Birds' de su móvil y un trozo de vacuno curado.
Y al tercer día salió del jeep: un hombre aislado en la nieve sobrevive con fe y un móvil

Un ciudadano de Estados Unidos sobrevivió tras permanecer tres días aislado en su todoterreno en la montañas nevadas con ayuda de música cristiana, el juego electrónico 'Angry Birds' de su móvil y un trozo de vacuno curado.

El superviviente, un funcionario de correos llamado David Heatherly, se quedó atrapado en la nieve al volante de su todoterreno mientras viajaba por un camino comarcal en el Sendero histórico nacional de Lewis y Clark (estado de Montana).

El hombre, de 42 años, que se desplazó hasta ese lugar para tomar fotos de la naturaleza, quedó bloqueado en la nieve e incluso no pudo hacer ninguna llamada de socorro porque al carecer de conexión celular. Sin embargo, David no se dejó llevar por la desesperación: recordó que tenía un poco de vacuno curado, agua y café, además de un coche para calentarse y un móvil.

“He visto historias de cómo la gente logró sobrevivir sólo con esto y pensé que si ellos podían, yo también podría hacerlo”, narra Heatherly.

Con sangre fría, David diseñó un régimen riguroso para no helarse que siguió a rajatabla: dormía durante 45 minutos cada hora gracias a la alarma de su móvil. Cuando despertaba, conectaba el motor y calentaba el coche durante quince minutos.

Todo ese tiempo lo pasó escuchando la radio cristiana, comiendo pequeños trocitos de carne y entreteniéndose con un videojuego de su móvil. “Jugué al 'Angry Birds' de mi teléfono para seguir con la mente clara”, dice.

La soledad, sin embargo, le acabó pasando factura hasta el punto de que llegó a escribir un testamento. No obstante, finalmente logró vencer sus emociones y, al cabo de tres días, vio con alegría que el tiempo había mejorado, lo que interpretó como una señal divina: "Dios me dijo que levantara mi trasero y me pusiera en marcha”, recuerda el viajero.

David no dudó en obedecer y, tras caminar un par de kilómetros, encontró una casa, donde le ofrecieron ayuda y comida. Desde allí pudo comunicarse finalmente con los equipos de rescate.

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