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Ejemplo de superación: un chico ruso gana competiciones pese a una grave enfermedad

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Un atleta ruso discapacitado de 16 años es un ejemplo de superación personal. Tras someterse a ocho operaciones debido a una grave enfermedad congénita, no solo logró ponerse de pie sino incluso ganar a competidores sin deficiencias físicas.
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El muchacho se llama Diyás Izbasárov, tiene solo 16 años y vive en Oremburgo, una ciudad rusa a las orillas del río Volga. Con cada paso tiene que superar un dolor inmenso. Sufre una enfermedad de nacimiento en el aparato locomotor, por lo que ha pasado por ocho operaciones. La última y la más difícil fue a sus 11 años, cuando los médicos tuvieron que eliminarle los músculos de la cadera derecha.

“Fue difícil, le costaba andar, pisar... Lloraba y solo preguntaba por qué había aceptado hacerse la operación. Luego mejoró, y ahora lo ha vencido todo”, cuenta su madre, Aliyá Izbasárova.

La madre reconoce que al principio su diagnóstico parecía una sentencia. Pero el deseo de Diyás de tener las mismas capacidades físicas que el resto de niños no le ha dejado clavado en una silla de ruedas: logró levantarse y seguir hacia adelante.

“Tenía ganas de demostrar que puedo hacerlo todo, que los discapacitados no son débiles. Siempre tengo dolores, pero trato de no prestar atención a esto. El dolor es lo que te hace débil, pero tú tienes que ser más fuerte que el dolor”, afirma el chico.

Todo empezó cuando entró en una escuela deportiva sin decir una palabra a sus padres

Diyás no solo aprendió a andar, sino también a correr. Todo empezó cuando a los 15 años, sin decir una palabra a sus padres, decidió inscribirse en una escuela deportiva. Ahora pasa cada día en la cancha practicando saltos de longitud y carreras cortas. Como reconoce, estos ejercicios son sus favoritos. Pese a que le cuesta cada movimiento, muchos de su escuela ni siquiera sospechan de su enfermedad. Incluso su mejor amigo no supo durante mucho tiempo que Diyás tenía una dolencia muy grave.

“No se ha quejado ni una vez. Simplemente decía: me duele. Pero siempre aguantaba el dolor”, cuenta su amigo Alexánder Yurin.

Recientemente Diyás participó en un torneo regional, pero allí sus rivales eran muchachos sanos. Incluso en esta competición resultó ser el mejor. Lo que logró este atleta durante un año suele equivaler al trabajo de tres o cuatro años y es un fenómeno que no puede ser explicado ni por su propio entrenador, Guennadi Chebotariov, quien está seguro de que su alumno será miembro de la Selección Nacional Paralímpica.

“He trabajado 35 años ya como entrenador y raramente llegan chicos que a lo largo de un año cumplan tantos objetivos y ganen torneos regionales de Rusia”, confiesa Chebotariov. Diyás reconoce que uno de sus mayores sueños es triunfar en los Campeonatos de Europa y del Mundo. Por ahora sigue preparándose para nuevos retos.
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