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Opinión

Factor humano… otra vez

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Factor humano… otra vez

En esta semana publicaron un informe sobre la investigación del accidente del Superjet 100 que ocurrió el 9 de mayo en Indonesia. La conclusión principal: factor humano. ¿Otra vez?

Si al principio de la era de la aviación la mayoría de los accidentes tenían que ver con desperfectos mecánicos, hoy casi todo sucede por culpa del ‘factor humano’, o sea, por culpa de los pilotos. En verdad, todo pasa siempre por culpa de alguna persona, ya que, por ejemplo, un fallo de un motor o un terrorista que viaje abordo también es resultado de algún error de alguien. Pero, en general, cuando dicen ‘factor humano’ se refieren a errores de los pilotos. 

Te preguntarás como puede ser que los pilotos, gente que estudia durante toda su vida para no permitir que nada pase, son los que más culpa tienen en los accidentes. ¿Qué es lo que cambió tanto en los últimos cien años que ahora la gente se equivoca tanto y los aviones se caen? Nada. Simplemente, antes volar era relativamente fácil, mientras que ahora, en cambio, las tecnologías de hoy son mucho más complejas y las velocidades, las alturas y las distancias son mucho mas grandes. O sea, que hoy hay un margen de error bastante más amplio y, teniendo en cuenta que cualquier persona comete errores, es normal que un piloto a veces se equivoque. Lo importante es que un solo ‘error normal’ no tiene qué provocar un accidente.

De todos modos, los accidentes siguen ocurriendo por las mismas razones, y ni la ciencia ni los cursos anuales de recursos humanos pueden ayudar si el mismo piloto, por alguna razón, no puede o no tiene ganas de hacer las cosas bien. Y el accidente del SSJ-100 es un muy buen ejemplo.

En primer lugar, aquel día el avión hacia un vuelo de demostración, o sea que su tarea principal era mostrar las posibilidades de la nave a los posibles compradores, no viajar de ‘A’ a ‘B’. Segundo, la tripulación no contaba con pilotos comerciales, sino que eran probadores, gente que realmente sabe lo que es estar en el límite entre la vida y la muerte, y que pueden volar en cualquier cosa. En tercer lugar, el área era complicada, ya que estaba rodeado de montañas, y un vuelo en cierto lugar requiere no solo de una preparación detallada, sino también de una actitud muy prudente, especialmente en este caso, ya que la zona era desconocida. Por úlltimo, el día del accidente el cielo estaba nublado y, teniendo en cuenta, lo dicho anteriormente habría que haber puesto aún más cuidado.

Bueno, ahora juntemos todo eso y veamos qué pasó. Para mostrar las características de maniobra de la nave, el comandante dejó la aerovía y se dirigió hacia el monte ‘Salak’ (de mas de 7.000 pies de altura) descendiendo hasta 6.000 pies. O sea, que el comandante, como representante de la compañía diseñadora, hacia todo para aumentar la probabilidad de venta. Una desviación de la ruta, volar entre nubes y encima descender a una zona desconocida y montañosa es como jugar con fuego. Y así fue: el avión chocó y todos murieron. Esto fue lo que quedó del avión:

¿Para qué jugar con fuego si se sabe que es peligroso? ¿Cómo un piloto, sabiendo que tiene a 40 pasajeros a bordo, puede permitirse tal grado de irresponsabilidad? Uno nunca cree que algo pueda pasar, encima con 10.000 horas de experiencia. Al cruzar un semáforo en rojo para no llegar tarde creemos que es muy poco probable que nos atropelle un auto, ya que, si no esperaríamos para cruzar en verde por mas apurados que estemos. ¿Pero quién no sabe que cruzar en rojo es peligroso? Lo mismo pasa en el aire, los pilotos son de carne y hueso, como todo el mundo, y cometen los mismos errores que todos. Si encima te presionan para que alguien gane mas dinero (diseñar un avión o mantener una compañía aérea cuesta muchísimo dinero), y si a veces te obligan a violar las reglas, es casi seguro que algún día va a pasar algo. Pero hasta que no pasa nadie aprende: cuánta gente muere en las calles y nosotros seguimos cruzando en rojo…

Si, de ningún modo esto tiene que pasar de nuevo. Entendemos la importancia de respetar las reglas por más absurdas que nos parezcan, nos enseñan a identificar errores en fase temprana, estudiamos precedentes y sabemos cuáles son las consecuencias. Pero somos seres humanos y no estamos hechos para volar.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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