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Mucho más que un accidente (parte 2)

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Mucho más que un accidente (parte 2)
Hasta que no empecé a volar, siempre me preguntaba por qué los pilotos a veces violan reglas que directamente pueden influir en la seguridad del vuelo. Pero ya con mis primeros vuelos me di cuenta que una cosa es lo que está escrito en el manual y otra es la vida real. Un piloto se encuentra permanentemente presionado por muchísimas cosas y hay que saber como comportarse en ciertas situaciones para no poner en riesgo a tus pasajeros.

Es por eso que hoy anualmente todos pasamos cursos de recursos humanos. Pero en 1977 todavía nadie pensaba que las circunstancias y ciertos aspectos psicológicos pueden afectar tanto a la seguridad, y que un piloto profesional puede estrellar un avión en perfecto estado simplemente por la maldita influencia de diferentes casualidades que de por sí nunca podrían provocar un accidente.

Al aterrizar en Los Rodeos el comandante del Boeing holandés, Jacob van Zanten ya estaba bastante estresado y nervioso. En aquel entonces las autoridades ya no permitían que un piloto trabajara mas de una cantidad de tiempo predeterminada. Eso se hace por cuestión de seguridad: un piloto cansado es mas o menos lo mismo que un pasajero sentado a los comandos. Como van Zanten y su tripulación no solo tenía que volar a Gran Canaria, sino también regresar a Ámsterdam, quedaba muy poco tiempo. Nadie quería quedarse en Tenerife para descansar (lo que sería obligatorio si se pasara el tiempo laboral), y por eso todos estaban apurados para despegar.

La prisa de los pilotos de KLM fue la razón por la que van Zanten decidió cargar combustible en Los Rodeos para no perder tiempo en Las Palmas. Cuando el aeropuerto de Gran Canaria se abrió, el vuelo de PanAm ya estaba listo para partir, pero como el 747 de KLM bloqueo la salida hacia la pista, el avión americano también tuvo que esperar un rato, cosa que no le gusta hacer a nadie.

 

Finalmente el Boeing de KLM recibió instrucciones para rodar por la pista 12 hasta la cabecera de la 30, hacer un giro de 180 grados y esperar para el despegue. El 747 de PanAm tenía que seguir al avión holandés hasta la salida C-3 y después seguir por la pista de rodadura. Cuando el KLM llego hacia su posición de despegue el avión de PanAm estaba cerca de la salida indicada, pero como la nave tenia que doblar a 135 grados (cosa imposible para un 747 en un aeropuerto pequeño) los pilotos, bastante confundidos, decidieron seguir derecho hasta C-4 estando convencidos que esa era la salida por la que en realidad tenían que dejar la pista. 


Ahora hagamos una pausa y analicemos un poco el perfil del capitán de KLM, porque ciertos detalles de su personalidad influyeron bastante en lo que paso. El comandante van Zanten tenia 11.700 horas de experiencia de vuelo y como instructor entrenaba a todos los pilotos de la flota de Boeing 747 de la compañía. Digamos que tenia un cargo bastaaaaaaante importante… no todo el mundo llega a un puesto tan alto. Según como lo describían sus colegas, van Zanten no solo era un piloto pedante, sino que también era un poco soberbio. Y es entendible: aparte de ser jefe de pilotos de una compañía conocida en todo el mundo, también era la figura principal de las publicidades de KLM.

Como su tarea principal era entrenar a los pilotos van Zanten pasaba mucho tiempo en los simuladores. Y ya que los simuladores se usan principalmente para entrenar procedimientos de emergencia, a las comunicaciones con la torre, avisos a pasajeros y a otras cosas secundarias no se le presta demasiada atención. Como los simuladores no tienen controladores, el instructor es el que da las autorizaciones. Eso es muy importante y después veremos por qué. En fin, regresemos a Los Rodeos.  

Cuando el avión de KLM llego a la cabecera de la pista 30 (o sea que ya estaba en posición de despegue), van Zanten quiso empezar a acelerar la nave, pero el copiloto le indico que todavía no habían obtenido autorización de la torre. El controlador no les dio el permiso para despegar, pero dio instrucciones de salida, cosa que siempre se hace con anticipación, ya que hasta cierta altura esta prohibido llevar a cabo comunicaciones (salvo en casos muy urgentes), pero tenemos que saber a donde dirigirnos y hasta a que altura ascender. Eso no quiere decir que el avión ya pueda despegar. Pero tan apurado estaba van Zanten que cuando el controlador terminó su orden, el avión ya estaba en marcha (¿te acuerdas de lo que dijimos sobre comunicaciones en el simulador?).

El controlador, pensando que el ‘we’re going’ del copiloto de KLM significaba que el entendió su orden, contestó ‘Okay’ y después dijo ‘Espere para despegar, le llamaré’. Lamentablemente, justo en ese momento uno de los pilotos de PanAm salió al aire diciendo que todavía estaban en la pista. Al hablar simultáneamente las hondas interfirieron y la tripulación de KLM no pudo llegar a escuchar lo que dijeron los pilotos del otro avión y el controlador.

Segundos después paso lo que finalmente determinó el destino de las 583 víctimas. El controlador se comunicó con PanAm pidiendo que reportaran cuando salieran de la pista, a lo que los pilotos contestaron ‘Okay, reportaremos cuando la dejemos libre’. Te cuento que cuando alguien sale al aire, todos lo que están sintonizados a la misma frecuencia escuchan las comunicaciones. Eso quiere decir que los pilotos de KLM oyeron que la pista todavía estaba ocupada…

El copiloto y el ingeniero del 747 holandés mostraron dudas de que la pista estuviese ocupada, pero van Zanten no parecía estar preocupado y contesto: ‘Oh, ya’, mientras seguía acelerando la nave (¿simulador de nuevo?). Y bueno, el resto ya lo sabes.

Un accidente que pudo no haber pasado. Muchas cosas que de por sí son inofensivas mataron a casi 600 personas: la niebla, un aeropuerto congestionado, un controlador distraído, una orden desubicada (doblar en C-3 cuando tranquilamente pudo haber autorizado salir por C-4), un comandante con prisa, pequeñas violaciones de comunicación, un piloto confundido, una personalidad demasiada segura de si misma, un 747 pesado lleno de combustible y un ‘Oh, ya’ irresponsable.

Si tan solo uno de todos estos hechos no hubiera pasado el 27 de marzo de 1977 habría sido un día como otro cualquiera…

 

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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