Sochi echa el telón a unos juegos olímpicos inolvidables

Sochi despidió sus juegos olímpicos con una ceremonia de clausura llena de color y música en la que el tema principal fue la cultura rusa.
 
Al igual que en las olimpiadas de Moscú de 1980, el oso Misha fue el encargado de poner el punto final a la ceremonia de clausura. En esta ocasión, lo hizo apagando de un soplido la llama olímpica. Fue uno de los momentos más emotivos de la gala y el propio Misha no pudo evitar derramar una lágrima. 

El pianista Denis Metsuev, la violinista Tatiana Samouil y los directores de orquesta Yuri Bashmet y Valery Gérgiev emocionaron al público con su música.

Además, bailarines de las compañías Bolshói y Mariinsky, dos de las más famosas del mundo, llenaron de magia el estadio Fisht, donde también se recordó a los dramaturgos y novelistas rusos más conocidos. En la ceremonia, dirigida por el suizo Daniele Finzi Pasca, también se rindió homenaje al circo clásico. 

Aparte del elemento cultural, los organizadores también introdujeron el sentido del humor, al reírse del fallo técnico que se produjo durante la ceremonia de inauguración con uno de los cinco copos de nieve que se proyectaban sobre el estadio y que se deberían convertir en los cinco aros olímpicos, algo que no sucedió con uno de ellos.  

Estos juegos de invierno han sido un éxito para Rusia, que subió a lo más alto del medallero con 13 oros.

La próxima cita olímpica para unos juegos de invierno será en la ciudad surcoreana de Pyeongchang en el año 2018.