Sociedad
Pasión por el deporte rey: La aldea flotante de la Amazonía donde no se deja de jugar al fútbol
Catalão es una aldea en la Amazonía construida para la flotabilidad, donde el barco es la única manera de viajar y el fútbol el pasatiempo favorito de los aldeanos, aunque a veces tienen que adaptarse de forma bastante inusual para practicarlo.
En esta aldea de cerca de 100 familias hay tres campos de fútbol de fabricación casera en la tierra, pero ahora no sirven para nada ya que están sumergidos en la inundación anual del río Negro que se reúne con el cercano Solimões para formar el Amazonas, reporta 'The New York Times'.
Los campos de fútbol suelen estar disponibles en torno a la mitad del año, pero este último año solo han tenido 4 o 5 meses de juego. Sin embargo, los más aventureros encuentran un lugar para jugar. "Tenemos que seguir jugando, divirtiéndonos donde quiere que sea", cuenta el talador Jailson da Silva de Souza. Los lugareños explican que durante años jugaron en un petrolero inmovilizado en el Río Negro hasta que fue vendido.
No obstante, los aldeanos apasionados por el fútbol de todas las edades no se rinden y siguen improvisando como pueden: juegan en un centro comunitario que tiene un techo pero sin paredes, en una dársena de un restaurante o en un transbordador aparcado, algunos vistiendo chalecos salvavidas para amortiguar sus caídas en la cubierta de metal y mantenerse a flote mientras recuperan la pelota del río. "Es como si fuera dos deportes en uno: ¡la natación y el fútbol!, comenta Raimunda Ferreira Viana, la madre de uno de los principales organizadores de este juego en la pequeña localidad.
La cuenca del río Amazonas, la más grande en el mundo, drena un área casi del tamaño de los EE.UU. Y debido a que las casas, la escuela y hasta los campos de fútbol provisionales en Catalão están construidos para flotar, las inundaciones anuales han sido históricamente acomodadas con un impacto relativamente mínimo.
Los campos de fútbol suelen estar disponibles en torno a la mitad del año, pero este último año solo han tenido 4 o 5 meses de juego. Sin embargo, los más aventureros encuentran un lugar para jugar. "Tenemos que seguir jugando, divirtiéndonos donde quiere que sea", cuenta el talador Jailson da Silva de Souza. Los lugareños explican que durante años jugaron en un petrolero inmovilizado en el Río Negro hasta que fue vendido.
No obstante, los aldeanos apasionados por el fútbol de todas las edades no se rinden y siguen improvisando como pueden: juegan en un centro comunitario que tiene un techo pero sin paredes, en una dársena de un restaurante o en un transbordador aparcado, algunos vistiendo chalecos salvavidas para amortiguar sus caídas en la cubierta de metal y mantenerse a flote mientras recuperan la pelota del río. "Es como si fuera dos deportes en uno: ¡la natación y el fútbol!, comenta Raimunda Ferreira Viana, la madre de uno de los principales organizadores de este juego en la pequeña localidad.
La cuenca del río Amazonas, la más grande en el mundo, drena un área casi del tamaño de los EE.UU. Y debido a que las casas, la escuela y hasta los campos de fútbol provisionales en Catalão están construidos para flotar, las inundaciones anuales han sido históricamente acomodadas con un impacto relativamente mínimo.
comentarios