Sociedad
Una mujer demanda a la Policía de EE.UU. por detener e interrogar a su hijo de 10 años
Una mujer de la ciudad de Chicago, EE.UU., ha demandado a la Policía local por detener ilegalmente a su hijo de 10 años creyendo que llevaba un arma y tenía información acerca de una pandilla.
Según la demanda presentada por Tanisha McGee la semana pasada, el 6 de abril ella y su hijo estaban de camino a un restaurante cuando fueron abordados por un grupo de agentes de Policía. Los oficiales presuntamente agarraron al muchacho sin explicar nada a la madre y comenzaron a buscar armas e interrogarlo acerca de la actividad de las pandillas que operan en la zona, informa la página web del canal NBC Chicago.
La demandante acusa al ayuntamiento y a los oficiales involucrados de uso excesivo de la fuerza, detención ilegal y provocación intencionada de angustia emocional. Afirma asimismo que los oficiales trataron al niño con innecesaria dureza tanto física como verbalmente. La Policía no encontró ningún arma ni ningún motivo para sospechar que el niño era culpable de algún delito; no obstante, le hicieron entrar en el coche patrulla.
Horrorizada por lo que estaba pasando, la mujer llamó al número de emergencias para pedir ayuda, pero después de la llegada de otro grupo de agentes, el niño fue trasladado a la comisaría para ser interrogado. Según la demanda, el comportamiento de los policías fue todavía más abusivo cuando el niño estaba bajo custodia.
Cuando McGee llegó a la comisaría, no le permintieron ver a su hijo. La mujer asegura que los policías se rieron de ella y amenazaron con detenerla por negligencia si no dejaba de preguntar por su hijo.
Tras ser puesto en libertad, el muchacho fue acusado de orinar en público, un cargo que no ha podido ser probado.
La demandante acusa al ayuntamiento y a los oficiales involucrados de uso excesivo de la fuerza, detención ilegal y provocación intencionada de angustia emocional. Afirma asimismo que los oficiales trataron al niño con innecesaria dureza tanto física como verbalmente. La Policía no encontró ningún arma ni ningún motivo para sospechar que el niño era culpable de algún delito; no obstante, le hicieron entrar en el coche patrulla.
Horrorizada por lo que estaba pasando, la mujer llamó al número de emergencias para pedir ayuda, pero después de la llegada de otro grupo de agentes, el niño fue trasladado a la comisaría para ser interrogado. Según la demanda, el comportamiento de los policías fue todavía más abusivo cuando el niño estaba bajo custodia.
Cuando McGee llegó a la comisaría, no le permintieron ver a su hijo. La mujer asegura que los policías se rieron de ella y amenazaron con detenerla por negligencia si no dejaba de preguntar por su hijo.
Tras ser puesto en libertad, el muchacho fue acusado de orinar en público, un cargo que no ha podido ser probado.
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